SER MADRE
... Es aprender a hacer todo con una sola mano. Es comer tanto puré de zapallo y zanahoria como una nunca comió en su vida. O despertarse sobresaltada el domingo de mañana, mirar el reloj e intentar levantarse a toda velocidad para llevar a los niños a la escuela, sin darse cuenta que es un día feriado.
... Es dormir con un solo ojo hasta escuchar el sonido de la llave de la puerta que anuncia que el hijo adolescente está de vuelta en casa. Y adjudicarse la porción de torta más desarmada y el huevo frito que peor salió. Usar el buzo que la princesa de la casa desechó por pasado de moda. Y reciclar el tapado de hace años para poder renovar las camperas de los pequeños.
... Es aprender otra vez la regla de tres y la acentuación de las palabras graves. Volver a armar rompecabezas y conocer de memoria a todos los héroes de los dibujitos. Es planchar, freír milanesas y resolver cuentas de dividir, todo al mismo tiempo.
... Es darse el gustazo de recibir el primer beso con babas que aprendió a dar el bebé. Correr junto a un hijo hasta quedar exhausta porque está aprendiendo a andar en bicicleta sin rueditas. Y reservar el placer de verlo dormir como un oso. Ser madre es intentar tejer por primera vez para hacer una batita amarillo patito. Y conocer a los hijos tanto hasta adivinar lo que piensan.
Ser madre es saber que una nunca más estarás sola...
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EL MENSAJE DEL ANILLO
Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:
- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
-No soy un sabio, ni un erudito, nni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje- el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas -le dijo- manténlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía "ESTO TAMBIEN PASARA".
Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
-Este momento también es adecuado:: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha -dijo el anciano-: este mmensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
-Recuerda que todo pasa. Ninguna ccosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.
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LAS TRES BARDAS
Un discípulo llego muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:
- " Maestro, quiero contarte como un amigo tuyo estuvo hablando de ti con alevosía.. "
Sócrates lo interrumpió diciendo:
- ¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a traavés de las Tres Bardas lo que me vas a decir?
- ¿Las Tres Bardas?
- Si - replico Sócrates- La primerra es la VERDAD ¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?
- No... lo oí decir a unos vecinoss...
- ¿Pero al menos lo habrás hecho ppasar por la segunda Barda que es la BONDAD?. Lo que me quieres decir ¿es por lo menos bueno?
- No, en realidad no; al contrarioo...
- ¡Ah! - interrumpió Sócrates- Enttonces vamos a la Ultima Barda ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?
- Para ser sincero, no; necesario no es.
- Entonces - sonrió el sabio - Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario... Sepultémoslo en el Olvido ... La lengua es como una diminuta llama que puede hacer arder un inmenso bosque. Cuidemos lo que decimos, y hagámoslo pasar por las "tres bardas" y veamos si lo que queremos decir es conversación o chisme... no vaya a ser que estemos iniciando un incendio...
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UNA LECCION DE 20 DOLARES
Un reconocido orador inicio su seminario soteniendo un billete de $20.00 dólares y pregunta a su auditorio:
-Alguien quiere este billete?
Varias personas levantaron la mano. Entonces les dijo:
-Alguno de ustedes recibira este bbillete, pero antes voy a hacer algo.
Tomo el billete con su mano y lo oprimió hasta arrugarlo, luego volvió a preguntar si alguien todavía lo quería. Las manos del auditorio se mantenian arriba.
-Bien- dijo el orador- Y si hago eesto?
-Tiró el billete al suelo y empezóó a pisarlo. Después lo recogió sucio y maltrecho del piso y volvió a preguntar si todavía lo querían. Las manos continuaban arriba.
-Amigos mios - comento el orador --han aprendido una valiosa lección: No importa lo que le hice al billete, ustedes todavia lo quieren porque su valor no disminuyo, pues todavía vale veinte dólares.
Muchas veces en nuestras vidas somos derribados, somos maltratados, mordemos el polvo debido a las decisiones que tomamos y a las circunstancias que encontramos en nuestro camino. Entonces, nos sentimos como si ya no valieramos nada. Pero no importa lo que les haya pasado o pueda pasar, ustedes NUNCA perderan su valor.