Ramón de Campoamor y Campoosorio. Cursó estudios de filosofía en Santiago de Compostela; de lógica y matemáticas, en el convento de Santo Tomás de Madrid. Y a los 18 años se traslada a Torrejón de Ardoz, Madrid para ingresar en el seno de la Compañía de Jesús. Poco tiempo después, abandonado este falso conato religioso, se matricula en la universidad madrileña en medicina, pero tampoco le duró este empeño; un catedrático le aconsejó con vehemencia dedicarse a la literatura, ya que creyó descubrir en él la natural inclinación a las letras más que a las ciencias (vomitaba en las disecciones). Solamente no le disgustaba la lectura y la escritura (pasaba largas horas leyendo clásicos en la Biblioteca Nacional), por lo que se consagró al fin al periodismo y a la literatura. Espronceda le tomó bajo su patronazgo y su primera poesía data de 1837: colabora en publicaciones románticas como El Alba y No me olvides y fue redactor de Las Musas (1837), El Correo Nacional (1838) y El Español (1845); dirigió El Estado en 1856.
Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Ramón_de_Campoamor
AMAR Y QUERER
A la infiel más infiel de las hermosas
un hombre la quería y yo la amaba;
y ella a un tiempo a los dos nos encantaba
con la miel de sus frases engañosas.
Mientras él, con sus flores venenosas,
queriéndola, su aliento empozoñaba,
yo de ella ante los pies, que idolatraba,
acabadas de abrir echaba rosas.
De su favor ya en vano el aire arrecía;
mintió a los dos, y sufrirá el castigo
que uno le da por vil, y otro por necia.
No hallará paz con él, ni bien conmigo
él que sólo la quiso, la desprecia;
yo, que tanto la amaba, la maldigo.
EL GAITERO DE GIJON
Ya se está el baile arreglando.
Y el gaitero ¿donde está?
-Está a su madre enterrando,
pero enseguida vendrá.
-Y vendrá -Pues ¿qué ha de hhacer?
Cumpliendo con su deber
vedle con la gáita... pero,
¡cómo traerá el corazón
el gaitero,
el gaitero de Gijón.
¡Pobre! ¡Al pensar que en su casa
toda dicha se ha perdido,
un llanto oculto le abrasa
que es cual plomo derretido!
Mas, como ganan sus manos
el pan para sus hermanos,
en gracia del panadero,
toca con resignación,
el gaitero,
el gaitero de Gijón.
No vió una madre más bella
la nación del sol poniente!...
¡Pero ya una losa, de ella
le separa eternamente!
¡Gime y toca! ¡ Horror sublime!
Mas, cuando entre dientes gime
no bala como un cordero,
pues ruge como un león
el gaitero
el gaitero de Gijón.
La niña más bailadora
-¡aprisa -le dice- ¡aprisa!
¡Y el gaitero sopla y llora!
poniendo cara de risa.
Y al mirar que de esta suerte
llora a un tiempo y los divierte,
silban, como Zoilo a Homero,
algunos sin compasión,
al gaitero,
al gaitero de Gijón.
Dice del triste en su agonía,
entre soplar y soplar:
-Madre mía. madre mía,
cómo alivia el suspirar!
Y es que en sus entrañas zumba
La voz que apago la tumba:
¡Voy que pese al mundo entero,
siempre la oirá el corazón
del gaitero,
del gaitero de Gijón.
Decid, lectoras, conmigo
¡cuánto gaitero hay así!
Preguntáis ¿por qué lo digo?
Por vos lo digo, y por mí.
No veis que al hacer, lectoras,
doloras y más doloras,
mientras yo de pena muero,
voz las recitáis, al son
del gaitero,
del gaitero de Gijón.
Busqué la ciencia, y me enseño el vacío.
Logré el amor, y conquisté el hastío.
¡Quién de su pecho desterrar pudiera,
la duda, nuestra eterna compañera!.
¿Qué es preciso tener en la existencia?
Fuerza en el alma y paz en la conciencia.
No tengáis duda alguna:
felicidad suprema no hay ninguna.
Aunque tú por modestia no lo creas,
las flores en tu sien parecen feas.
Te pintaré en un cantar
la rueda de la existencia:
Pecar, hacer penitencia
y, luego, vuelta a empezar.
En este mundo traidor,
nada es verdad, ni mentira,
Todo es según el color
del cristal con que se mira.
LA CARTA
Mi carta, que es feliz, pues va a buscaros,
cuenta os dará de la memoria mía.
Aquel fantasma soy que, por gustaros,
jugó estar viva a vuestro lado un día.
Cuando lleve esta carta a vuestro oído
el eco de mi amor y mis dolores
el cuerpo en que mi espíritu ha vivido
ya durmiendo estará bajo unas flores.
Por no dar fin a la ventura mía,
la escribo larga... casi interminable...
¡Mi agonía es la bárbara agonía
del que quiere evitar lo inevitable!
Hundiéndose al morir sobre mi frente
el palacio ideal de mi quimera,
de todo mi pasado, solamente
esta pena que os doy borrar quisiera.
Me rebelo a morir, pero es preciso...
¡El triste vive y el dichoso muere!...
¡Cuando quise morir, Dios no lo quiso;
hoy que quiero vivir, Dios no lo quiere!
¡Os amo, sí! Dejadme que habladora
me repita esta voz tan repetida;
que las cosas más íntimas ahora
se escapen de mis labios con mi vida.
Hasta furiosa, a mí que ya no existo,
la idea de los celos importuna;
¡Juradme que esos ojos que me han visto
nunca el rostro verán de otra ninguna!
Y si aquella mujer de aquella historia
vuelve a formar de nuevo vuestro encanto,
aunque os ame, gemid en mi memoria;
¡Yo os hubiera también amado tanto!...
Mas tal vez allá arriba nos veremos,
después de esta existencia pasajera,
cuando los dos, como en le tren, lleguemos
de vuestra vida a la estación postrera.
¡Ya me siento morir!... El cielo os guarde.
Cuidad, siempre que nazca o muera el día,
de mirar al lucero de la tarde,
esa estrella que siempre ha sido mía.
Pues yo desde ella os estaré mirando;
y como el bien con la virtud se labra,
para verme mejor, yo haré, rezando,
que Dios de par en par el cielo os abra.
¡Nunca olvidéis a esta infeliz amante
que os cita, cuando os deja, para el cielo!
¡Si es verdad que me amasteis un instante,
llorad, porque eso sirve de consuelo!...
¡Oh Padre de las almas pecadoras,
conceded el perdón al alma mía!
¡Amé mucho, Señor, y muchas horas;
mas sufrí por más tiempo todavía!
¡Adiós, adiós! ¡Como hablo delirando,
no sé decir lo que deciros quiero!
¡Yo sólo sé de mí que estoy llorando,
que sufro, que os amaba... y que me muero!
Va una mariposa bella
volando de rosa en rosa,
y de una en otra afanosa
corre una niña tras ella.
Su curso, alegre y festiva,
sigue con pueril afán,
y con airoso ademán
la mariposa se esquiva.
A veces con loco intento
quiere hacer presa en sus galas,
y, en vez de tocar sus alas,
toca las alas del viento.
Y su empeño duplicando,
cuanto más corre afanosa,
más leda la mariposa
va su inocencia burlando.
La ciñe en rápido giro,
y al ir a cogerla esbelta,
por cada vez que se suelta,
suelta la niña un suspiro.
Mas, sin ceder en su anhelo,
presta una, y la otra ligera,
ni una acorta su carrera,
ni la otra amaina su vuelo.
Y vagan embebecidas,
sin sentir indiferentes
ni el són de las claras fuentes,
ni el de las auras perdidas.
Ni los pájaros que espantan,
entre las ramas divisan,
ni ven las flores que pisan,
ni oyen las aves que cantan.
Y mientras estas cantando
siguen con plácido estruendo,
la niña sigue corriendo,
la mariposa volando.
-Amaina el vuelo sereno,
mariposa,
de quien es albergue el seno
de la rosa.
¿Por qué en tal dulce ocasión
vas sin tino
huyendo así la prisión
de lazo tan peregrino?
Reina de las blandas flores,
sus enojos
no temas, ni los ardores
de sus ojos,
porque ese puro arrebol
que enamora,
si es luciente como el sol,
es tierno como la aurora.
Entre mil palmas no hay talle
más galano,
ni azucena en todo el valle
cual su mano.
No oirás de su voz divina
la dulzura,
ni el ruiseñor que trina,
ni el raudal que murmura.
Aprende el aura a ser leve
de su planta,
y, para formar con nieve
su garganta.
le dió el cisne el atavío
de su pluma,
lumbre la aurora, y el río
su plata, cristal y espuma.
-No sigas más la inconstante
mariposa,
enamorada y errante
niña hermosa,
que al fin vendrá a ser cautiva
de tu llama,
si aun amorosa, aunque esquiva,
la luz de los cielos ama.
Y aunque aspira de mil flores
la fragancia,
no imites en tus amores
su inconstancia;
que al fin de tanto vagar,
suele, hermosa,
entre las flores hallar
la yerba más venenosa.
Imita sólo su vuelo,
pues serena,
jamás, niña toca el cielo,
ni la arena.
Quien se humilla o sin razón
subir quiere,
muere a manos de un halcón
si a las de un áspid no muere.
Mas ¡ay! que vas en pos de ella
vagarosa,
sin escuchar mi querella,
niña hermosa.
Sigues con presteza tanta
tu contento,
que así encomiendas tu planta,
como mi súplica, al viento.-
Y en tan inocente afán,
como su gusto entretienen,
así vagabundas vienen,
y así vagabundas van.
A veces en su embeleso
la mariposa, al pasar,
suele fugaz estampar
sobre su mejilla un beso.
Y rauda su vuelo alzando,
la niña de angel blasona,
al trazar una corona
sobre su frente girando.
Y siguen acordemente
la mariposa en sus giros,
la niña con sus suspiros,
con sus rumores la fuente.
Vagan los aires süaves
formando dobles acentos,
y al grato son de los vientos,
siguen cantando las aves.
Y entre tanta melodía,
tanta corriente murmura,
que es todo el aire frescura,
aroma, luz y armonía.
Y susurrando congojas
prosiguen mintiendo quejas,
en el pensil las abejas,
y en la enramada las hojas.
Y tiernas flores hollando,
y frescas auras batiendo,
la niña sigue corriendo,
la mariposa volando.
Son hija y madre, y las dos
con frío, con hambre y pena
piden en la Nochebuena
una limosna por Dios.
¡ Hoy los ángeles querrán,
la madre a su hija decía,
que comamos, hija mía
por ser Nochebuena pan!
Y al anuncio de tal fiesta,
abre la madre el regazo
y junto a él, aquel pedazo
de sus entrañas acuesta.
Al pie de un farol sentada,
pide por amor de Dios
y pasa uno y pasan dos....
más ninguno el da nada,
La niña con triste acento:
-Pero, ¿ y nuestro pan?, decía.
-Ya llega!, le respondía
la madre.....y llegaba el viento.
Cuando otra pobre como ella
una limosna le echó,
recordando que perdió
una niña como aquélla.
“¡Ya nuestro pan ha venido!”
gritó la madre extasiada;
más la niña quedó echada
como pájaro sin nido,
Llama y llama ¡desvarío!,
nada hay ya que la despierte,
duerme, está helando, y la muerte
¡solo es un sueño con frío!
La toca, al verla la luz la atrae,
se espanta, vacila y cae
a plomo la niña muerta.
Del suelo de angustia llena
la madre a su hija levanta,
y en tanto, un dichoso canta: “Esta noche es Nochebuena!”.
_Escribidme una carta, señor cura.
_Ya sé para quién es.
_¿ Sabéis quién es porque una noche obscura
nos visteis juntos? _ Pues...
Perdonadme!, mos...No extraño ese tropiezo.
La noche..., la ocasión...
Dadme pluma y papel, Gracias, Empiezo:
Mi querido Ramón:
_¿Querido?...Pero,, en fin, ya lo habéis puesto...
_¡Si no queréis.._¡Si, sí!
_¡Qué triste estoy! ¿No es eso? _Por supuesto,
_¡Qué triste estoy sin ti!
Una congoja, al empezar me viene...
_¿Cómo sabéis mi mal?
_Para un viejo, una niña siempre tiene
el pecho de cristal.
¿Qué es en ti el mundo? Un valle de amargura.
¿Y contigo? Un edén.
_Haced la letra clara, señor cura;
que lo entienda eso bien.
-El beso aquel que de marchar a puunto
te di..._¿Cómo sabéis?_
_Cuando se va y se viene, y se está junto
siempre... No os afrentéis.
Y sin volver tu efecto procura,
tanto me harás sufrir...
_¿Sufrir y nada más? No, señor cura,
¡Que me voy a morir!
_¿Morir? ¿Sabéis que es ofender al cielo?...
_Pues si, señor, ¡Morir!
_Yo no pongo morir._ ¡Qué hombre de hielo!
¡Quien supiera escribir!
_¡Señor rector, señor rector!, en vano
me queréis, complacer
si no encarnar los signos de la mano
todo el ser de mi ser,
Escribidle, por Dios, que el alma mía
ya en mí no quiere estar;
que la pena no me ahoga cada día...
porque puedo llorar.
Que mis labios, que las rosas de su aliento,
no se saben abrir;
que olvidan de la risa el movimiento
a fuerza de sentir.
Que mis ojos, que él tiene por tan bellos,
cargados con mi afán.
como no tienen quién se mire en ellos,
cerrados siempre están.
Que es, de cuantos tormentos he sufrido,
la ausencia del más atroz;
que es un perpetuo sueño de mi oído
el eco de su voz...
Que, siendo por su causa, el alma mía
¡goza tanto el sufrir!...
Dios mío, ¡cuántas cosas le diría
si supiera escribir!...
Página de poemas del autor; RAMON DE CAMPOAMOR, se incluyen algunos datos de su biografía.
Las poesías (algunas con audio en mp3) que contiene son: Amar y querer, el gaitero de gijón, humoradas, la carta, la niña y la mariposa, nochebuena, quién supiera escribir, tu boca.
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