Iba a partir, llorosas a mi lado
a dos mujeres vi,
a las cuales mi amor hube entregado
con loco frenesí.
Al darles el adiós triste y postrero
la una a gritos lloro
y a gritos dijo: ¡moriré primero
pero olvidarte, no!.
La otra no dijo nada; pero el llanto
vi en sus ojos brillar;
lloro, mas en silencio, su quebranto
queriéndome ocultar.
Se pasaron dos años; cuando al centro
de mi hogar regrese,
una sola mujer salió a mi encuentro
de las dos que deje.
Por la otra al preguntar, que lloro a mares
y tanto amor juro,
supe que pronto, un joven, de azahares
su frente corono.
¿Sabéis quien a mi encuentro placentero
salió cuando volví?
La que nada me dijo en la postrera
vez que me despedí;
la que por evitar que yo llorara
su llanto me oculto y,
sin que amor eterno me jurara,
de mi no se olvido;
la que me ama con amor profundo
difícil de igualar...
Mi madre fue. ¡La madre! !En este mundo
solo ella me supo amar..